Entrevista a Sandra Andrés Belenguer

Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, escribió su primer libro (un ensayo sobre El Fantasma de la Ópera) en el año 2000. Además de escribir libros, es reseñista literaria del Heraldo de Aragón y El Tiramilla, y coordinadora y moderadora del Club de Lectura Leemos Juntos de la biblioteca Cubit (Zaragoza), así como correctora profesional.

Sus libros:
Ensayo sobre la obra de Gastón Leroux y el musical de Andrew Lloyd Webber
El Violín Negro
La Hija de los Sueños,
El Despertar del Mal (La Hija de los Sueños 2)
Ex Libris

1. Para empezar a conocerte, cuéntanos. ¿Cómo es Sandra?

Soy una chica a la que, desde muy pequeña, le encantó leer y ahora, le entusiasma escribir. Quiero decir con esto, que simultaneo las dos cosas con gran pasión y que he elegido esta difícil profesión de escritora en la que espero seguir durante muchos años.

En mi cabeza bullen cientos de historias que aún están por contar, personajes a los que dar vida, amigos y lectores a los que conocer, libros con los que emocionarme y emocionar a quien los lea…

Para mí es una satisfacción recibir mensajes diciéndome que les ha encantado alguna de mis novelas y animándome a seguir escribiendo.

Por lo demás, soy una chica normal a la que le gusta París, las librerías de viejo, las plazas vacías, el sonido de la lluvia, los crepes en la esquina de Saint Michel y cuando puedo, ir a ver the Phantom of the Opera en el Her Majesty’s Theatre de Londres.

2. Eres una autora muy querida por sus lectores, pero confiesa, ¿a quién admiras? ¿algún momento friki que puedas contarnos? (no vale que nos digas a Gastón Leroux, jajajaja)

Como escritora, admiro a Víctor Hugo. Con sus obras, desperté a la literatura.

Desde que leí Nuestra Señora de París con 12 años, no he dejado de emocionarme con cada una de sus novelas.

Así fue cómo descubrí el amor por los libros y por ello, guardo a este escritor una gran admiración.

Cada vez que voy a París, dejo una rosa sobre su tumba, en el Panteón, donde está enterrado junto a Zola.

¿Un momento friki?

Recuerdo un viaje en avión, en el que, antes de despegar, una chica sentada detrás de mí, llamó a su padre. Le preguntó si veía en la estantería de su habitación un libro en concreto… “El Violín Negro, papá, sí, tengo a su autora justo en el asiento de delante”.

Me hizo mucha ilusión y estuvimos hablando todo el viaje.

3. ¿Qué lees cuando no estás escribiendo?

Me gusta leer algo que no tenga nada que ver con la historia que estoy narrando para que no me pueda influir en ningún caso.

De cualquier forma, sí puedo comentar que me encanta el estilo de Dan Brown, el misterio de Anne Rice, la prosa de Rosa Huertas, la imaginación tenebrosa de Poe, la poesía de Salinas o de Negroni, los dramas de Eugenio Sue y múchos más, pero no me quiero extender…

4. ¿Tienes alguna música a la que recurres en busca de inspiración o necesitas silencio para escribir?

Depende del día, del ánimo que tenga, de lo que esté escribiendo…

Por lo general me gusta escribir en absoluto silencio y sin que nadie me moleste, incluso apago el móvil (¡y a veces, se me olvida luego volver a encenderlo!).

Cuando pongo música, me gusta escuchar Adiemus, Sarah Brightman…y si necesito fuerza inspiracional, escucho la Sinfonía del Nuevo Mundo de A. Dvorak., es una composición que me encanta.

5. ¿De dónde surge la idea de escribir la bilogía, La hija de los sueños?

Siempre me ha apasionado la simbología de los sueños y al igual que Iris, su protagonista, puedo dominar muchos de ellos pasando de una amarga pesadilla, a un sueño plácido solo con proponérmelo.

He sentido curiosidad por saber más acerca de este “mundo de los sueños” en el que todos nos sumergimos cada noche y con esta bilogía he intentado crear una historia en la que la fantasía, el miedo, la imaginación y el amor, tuvieran la misma fuerza que sentimos cuando soñamos y que en ocasiones, al despertar, todavía recordamos.

6. ¿Tienes alguna metodología a la hora de escribir: Fichas, esquemas…?

Para mí, lo esencial es tener un amplio guión nebuloso en la cabeza al que más tarde, voy dando forma poco a poco y las ideas que me van surgiendo, las apunto en una libreta. Para cada libro que escribo, empleo una distinta donde anoto la personalidad y aspecto físico de los personajes, escenas, algunos diálogos, etc. para luego, delante del ordenador, tener todo más claro y escribir directamente.

Suelo combinar un guión establecido con la improvisación que otorgo a mis propios personajes. Ellos viven a través de las páginas en blanco, tomando en ocasiones las riendas de la historia.

7. A la hora de crear personajes, ¿partes de cero o te basas en algún actor, conocido…?

No me fijo nunca en los protagonistas de alguna película o en el físico de algún actor en concreto para configurar mis personajes. Les doy forma en mi cabeza, e intento describirla al lector para que él tenga la libertad de imaginárselo. En cuanto a la personalidad, trato de transmitirla a través de la propia fuerza psicológica del personaje. Evidentemente, doy más carácter literario a los protagonistas y no tanto a los secundarios, a los que doy siempre pinceladas para que el lector también pueda darles forma en su mente.

8. Eres una gran fan de los musicales, ¿has pensado escribir alguno? Si fuera el caso, ¿de qué trataría?

La verdad es que no, aunque en una ocasión, hace dos años, me lo propusieron.

En mi caso, desde luego, sería de El Violín Negro.

Sí me gustaría que Andrew Lloyd Webber hiciera un musical sobre una novela de Víctor Hugo que se llama El Hombre que Ríe. Creo que entre la música de este gran compositor y la historia de Hugo, se podría hacer un musical a la altura del propio Fantasma de la Ópera.

9. ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

De momento puedo deciros que publico dos nuevos libros, El despertar del mal, segunda parte de La hija de los sueños con Editorial Viceversa y Ex Libris, con Everest.

También he concluido casi al completo una nueva novela y estoy preparando el guión para otra más…

Mil gracias Sandra por participar en Luna Lunera.

Un besote enorme, guapa

Reseña El violín negro