Reseña de Cada siete olas

1) ¿Ya conoces a Emmi Rothner y a Leo Leike? Entonces es que has leído Contra el viento del norte, la inusual historia de amor en que dos personas que jamás se han visto se enamoran perdidamente por e-mail.

2) ¿Opinas que los enamorados se merecían verse personalmente, aunque fuera sólo una vez? Comienza a leer Cada siete olas.

3) ¿Te dispones a abrir este libro sin conocer Contra el viento del norte? Aquí tienes el equipaje necesario: Leo Leike vuelve de Boston tras poco menos de un año. En casa lo esperan noticias de Emmi Rothner. Ambos se dan cuenta de que sus sentimientos no han cambiado y piensan que quizá deberían verse una vez en persona. Pero Leo ha empezado una relación y Emmi sigue casada…

He tardado tanto tiempo en hacerme con este libro, porque tenía muy claro que en cuanto lo comprara, abandonaría todos los pendientes que tengo (y son bastantes) y me pondría a devorarlo hasta el final. No es necesario que confiese que mi impresión ha sido de lo más acertada, unas horas es lo que ha durado este libro en mis manos, como siempre Glattauer "fantabuloso"

Parece mentira que esta segunda parte haya sido escrita por la presión popular a la que sometieron a Glattauer, ya que es una digna sucesora de Contra viento del norte y es que después de Leo veo el correo electrónico con otros ojos, pero empecemos...

Después de como nos dejó la no cita de Emmi y Leo, nos encontramos a una Emmi realmente "marcada" por ese suceso, Leo está en Bostón, mientras ella sigue con su familia: un marido por el que sólo siente cariño y los dos hijos que éste aportó a su matrimonio, pero Leo regresa y el mar vuelve a azotar sus olas contra las rocas, ya que no vuelve solo y Emmi no se ha movido de su sitio...

Emmi sigue tan coqueta, descarada, celosa y complicada como siempre y Leo, Leo es simplemente Leo, que ya es bastante. Mientras hay momentos en los que Emmi consigue sacarme de quicio, Leo me parece siempre tan adorable, sobre todo cuando se permite alguna copita y se le suelta la lengua, ya sabéis ;D Emmi es quien lleva la voz cantante, todo empieza y termina con ella, casi siempre es ella quien lleva el peso de la conversación o al menos la que pincha y Leo es quien elude responder, quien juega con las palabras, de modo que diciendo mucho, no dice nada.

“Pienso en ti cuando me place, siempre que me dé la gana y como me dé la gana. Nada me lo impide, nadie me detiene. ¿Sabes el alivio que es eso? Nuestro encuentro de ayer fue para mí como un salto cuántico. Logré verte como si existieras sólo para mí, como si hubieses creada sólo para mí..."

Ese lenguaje propio y personal que utilizan Leo y Emmi para evitar hablar de amor aparentemente sin hacerlo (aunque Emmi es la más directa de los dos) es lo más ingenioso que he leído en mucho tiempo y en este punto de esquivar las olas  usando las palabras, el auténtico maestro es Leo Leike.

"¡Leeeeeeeeeeooooooooo! ¡Por favor! ¡No vuelvas a callarte ahora! ¡Dilo! ¡Escríbelo! ¡Tú puedes! ¡Lo conseguirás! ¡Atrévete! ¡Estás tan cerca...!"

Incluso el título evoca más de lo que dice abiertamente. Quién no ha saltado las siete olas en la noche de San Juan y ha pedido el deseo correspondiente... Quizás el deseo en este caso es que vuelva a pasar el tren... Ya sabéis, una nueva oportunidad.

Quizás ese sea el éxito de Glattauer, la originalidad de su prosa y los sentimientos que su historia despierta en el lector. Al menos esta lectora está convencida que  descubrir a Glattauer es de lo mejor que le ha pasado al 2010.