El secreto de Caperucita Roja, Sofia Navarro

Alemania, año 2011. Un joven universitario se ve obligado a dejar temporalmente su carrera, sus amistades y todo lo que hasta ese momento ha conformado su ajetreada vida. Tras diagnosticársele una enfermedad mental, decide retirarse a un pequeño pueblo en las montañas para intentar frenar el avance del trastorno que comienza a despuntar. Allí descubrirá los placeres y los inconvenientes de la vida rural, así como a diversas personas relacionadas con sus antepasados y con la casa de su familia.

Tras romper casi por completo los vínculos con su vida anterior, conocerá a una muchacha a la que todos en el pueblo apodan Caperucita Roja, debido a su costumbre de pasear por los bosques ataviada con una capa de tal color. Imbuido en aquel ambiente, el joven no encontrará a seres mágicos, vampiros ni hombres lobo, sino que descubrirá algo mucho más real y muchísimo más peligroso. Algo tan terrible que nunca hubiera podido imaginar. Y es que en ocasiones, la realidad puede superar a la fantasía...

¿Y si la verdadera historia no fuera como nos la contaron cuando éramos niños...?

Stein es estudiante de historia y músico en potencia que debido a un incidente (tiene unas visiones de un familiar muerto) decide retirarse al campo, alejarse de la ciudad  y recuperar la calma. Para este fin va a la antigua casa de la familia de su madre. Una casa abandonada durante veinte años y que nadie ha querido comprar.

Como cualquier pueblo los chismes van que vuelan y Stein descubre que su casa y su familia guardan demasiados secretos. Para rematar la situación, Stein se obsesiona con Dagna, una joven a la que el pueblo teme y a la que se la ve siempre con una caperuza roja. Además la salud de Stein empieza a ser preocupante, las visiones cada vez son más frecuentes y en ese pueblo de chismosos, las cosas no son como parecen.

En esta versión moderna (reescritura de Caperucita) del cuento infantil, hay un lobo, un bosque y también una niña con caperuza roja, y con esto terminan las similitudes entre las dos historias.

Aunque también nos encontramos con una Cenicienta y con alguna Blancanieves en potencia. Desde luego esta novela NO es un cuento de hadas.

"¿Una anciana con aspecto de bruja, un espejo que dicta quién es la más bella y una mujer que me ofrece una manzana roja en pleno invierno...? -Stein negó con la cabeza-. Debe de estar envenenada o nada de esto tendría gracia"

De hecho se trata de una novela que crea un ambiente oscuro, de locura, superstición... el hecho de que la autora juegue con los cuentos hace que la historia sea más oscura, y es que a diferencia de en los cuentos, ni Cenicienta es salvada por el príncipe ni Caperucita por el leñador ^^

Hay dos puntos que quiero destacar, dos guiños divertidos de la autora a los clásicos, el primero es el nombre que escoge para el psiquiatra que está tratando al tío de Stein aquejado de una enfermedad mental, Dr Seward, os suena ¿Verdad? es el nombre del psiquiatra que trata a Renfield, en la novela de Bram Stoker, Drácula. Sin duda un nombre muy acertado.
El otro guiño es más divertido, todos os acordaréis de los Músicos de Bremen, un cuento de los hermanos Grimm, que se convirtió en serie de dibujos, donde un gallo, un burro, un perro y un gato eran unos músicos estupendos. Pues en El secreto de Caperucita Roja, hay un burro llamado Bremen, al que le encanta la música, imposible no recordar al mítico cuarteto de nuestra infancia.

"Existe en las montañas una casita dejada de la mano de Dios. En ella, una hermosa joven y su abuela viven apartadas del pueblo. La muchacha suele pasear por los bosques más profundos del lugar, alejada de las miradas ajenas, cubierta por una capa roja"

El contraste entre los cuentos a los que remite y la historia que nos cuentan en El secreto de Caperucita Roja es tal, que es difícil apartarse de sus páginas sin saber qué va a pasar después.  Con una prosa templada y una hipótesis sorprendente El secreto de Caperucita roja, nos conducirá a una historia apasionante con un final que no dejará a nadie indiferente.