Drácula, Bram Stoker

Hasta el castillo del conde Drácula, ubicado en los montes Cárpatos,
llega Jonathan Harker para tratar de la compra de una casa en Londres.
El lugar y el aspecto de su anfitrión son inquietantes.
Los extraños y espeluznantes sucesos que le han ocurrido desde su llegada a Transilvania le hacen preguntarse si no estará perdiendo el juicio, pero su repentina enfermedad y,
sobre todo, la muerte de Lucy, confirman sus sospechas acerca del vampirismo del conde.

Lo primero que llama la atención cuando leemos la novela, es que la visión romántica del héroe enamorado que nos muestran las películas no está presente en la obra.

Desde el primer momento tenemos claro que Drácula es un ser maligno y que disfruta de su maldad. Los personajes atormentados por sus actos que huyen de lo que son, quedan en los libros juveniles, aquí conocemos al monstruo que se esconde detrás de todos ellos.

A través de un estilo novedoso y ecléctico conocemos todo lo que ven o sienten los personajes, ya sea a través de cartas, diarios, prensa… Los personajes y lo que sienten contrasta poderosamente con El Conde al que únicamente conocemos por sus actos o por lo que nos cuentan de él, su voz es la única silenciosa en la obra.

Drácula representa mejor que ninguna novela la lucha del bien contra el mal, lo encontramos desde el primer momento y se hace patente en la simbología que la representa a lo largo de la novela, como en las armas que utilizan Van Helsing para luchar contra él: la cruz, el agua bendita, la luz, el espejo, la rosa. Todos ellos símbolos asociados a la religión y al bien. En contraposición con las ratas, el murciélago, la niebla…

La narración es tan precisa, que se comenta que los horarios de trenes son los reales de la época en que fue escrita, la comida que Harker consume corresponde a recetas típicamente transilvanas. Esa precisión es la culpable que en algunos momentos bastantes sintamos el mismo miedo o terror que nos inspiraría una película del género.

“-Bienvenido a mi casa. Entre libremente, ¡Váyase sin novedad, y deje un poco de la felicidad que trae!

La fuerza de su mano era tan semejante a la que había notado en el cochero, cuyo cara no había visto, que por un momento dudé si no estaba hablando con la misma persona, Para asegurarme, dije en tono interrogativo:

-¿El conde Drácula?

Hizo una reverencia cortés, al tiempo que respondía:

-Soy Drácula; y le doy la bienvenida a mi casa, señor Harker. Entre, el aire de la noche es frío, y  necesitará comer y descansar”

Hay pocos personajes femeninos, y siempre son víctimas, la tres novias lo fueron antes de convertirse, Lucy y Mina. Los hombres son los encargados de luchar en nombre de Dios contra el mal que representa el conde.
De los personajes masculinos hay que destacar al Dr Van Helsing, el antagonista del conde, la única persona que no está bajo su poder con conocimientos para derrotarle.

La situación más terrorífica (al menos para mí) es la muerte de Lucy Westenra, contada por ella misma en una nota que le escribe a su amiga Mina.

En resumen, Drácula es una lectura más que obligada, es indispensable ya que es el origen del vampiro moderno, de la visión elegante y refinada de éste.